jueves, 8 de agosto de 2013

Algunas ideas sobre maestros y alumnos


Shidoshi Iriel Hernández Cobreiro
Presidente de la Ninjutsu Budo Taijutsu Cuba
Director de la Shihan Dantai .

Los conceptos de maestro y alumno han ido variando y modificando -incluso mezclándose- a través del tiempo, desde una mera demostración donde el alumno debía adquirir el conocimiento, hasta videos-conferencias donde se explican seminarios de un continente a otro.

Literalmente sensei es una palabra de origen japonés constituida por dos kanjis que hacen alusión al significado de “alguien que ha vivido antes”, en referencia a una persona nacida previamente, no solo en edad, si no en cualquier ámbito de la vida, tanto cultural como en otras disciplinas, aunque se enraizó más en el mundo marcial, donde es usado de manera diversas.

Para algunas artes marciales, decir sensei es mencionar algún Soke o gran maestro, mientras que en otras se usa de manera simple para aquellas personas encargadas de instruir en los Dojos. Morihei Ueshiba, creador del Aikido, es recordado como O´sensei, o Gran maestro, titulo poco común, y solo usado para aquellas personas con una vida consagrada a alguna disciplina.

El mundo occidental, o mejor dicho, la occidentalización de las artes marciales, han traído al traste la utilización del concepto de “sensei” o “maestro” de forma amplificada, y se ha convertido en fin, y no en vehículo, como debía ser. Serian incontables los recuentos de quienes se dicen maestros de artes marciales, y no pasan de ser aprendices toda su vida (aunque nunca lo reconozcan), mientras que otros se encargan de crear un mundo a su alrededor donde “solo ellos constituyen el centro rector o son los únicos maestros”.


 El respeto a otras artes marciales, y a la cultura japonesa debe estar presente en todos los Dojos donde se practiquen estas, pero es importante que la relación alumno-maestro este basada en conceptos de respeto, admiración y entrega, no de miedo o idolatría. Esta analogía debe ser los cimientos para la construcción de una relación donde cada instructor, o persona indicada a impartir clases (y debemos mencionar a los simpais cuando el profesor no se encuentra, o en algún momento de la clase con un grupo especifico) se nutra a la vez que imparte su clase, porque cada instructor aprende cada vez que le realizan una pregunta, o algún alumno ejecuta mal la técnica, y debe explicársela infinitamente, es un momento donde no existe el ego, y podemos conectarnos con ese pequeño espacio de nuestra vida que no ha dejado de ser alumno, de ser kohai todavía.

El aprender siempre no debe ser olvidado nunca por maestros y practicantes de artes marciales, ni en la vida diaria, ya que esta nos enseña que estamos en un proceso de aprendizaje que solo acaba con nuestra desaparición física, donde se transforma nuestra esencia vital. No se debe nunca olvidar sus orígenes, de donde proviene, para que el maestro que exhibe orgulloso sus conocimientos no infrinja en el ego despótico que oprime a alumnos y demás practicantes, y de esa manera no dejarse desmoronar en la burla o la irascible controversia constante.


Así como se debe saber cuándo dejar el poder, el artista marcial debe saber cuándo parar y observar, aprender, adquirir conocimientos de sus alumnos, de sus amigos, de sus vecinos o incluso de sus enemigos, para de esa manera, demostrar que es un verdadero maestro.